El Museo de Historia Natural ha sido uno de mis favoritos desde que lo visité por primera vez hace dos años. No es solamente lo que contiene, desde huesos de dinosaurios hasta la secuoya más grande del mundo, sino también lo que lo envuelve. La arquitectura es preciosa (como podéis ver en la imagen. Lo reconozco, la he sacado de Internet), con ladrillos amarillos y azules, y el interior me recuerda al castillo de Harry Potter, no hay otra forma de describirlo, con los arcos de piedra y las escaleras interminables.