Al norte de Londres, muy cerca del parque de Hampstead Heath, se encuentra uno de los cementerios con más encanto (y desafortunadamente, de los más caros también) de la ciudad.
Forma parte de los Siete Magníficos de Londres que surgieron durante el boom de la mortalidad allá por las primeras décadas del s. XIX. El cementerio de Highgate es quizás el más famoso de todos ellos, debido principalmente a la tumba de Karl Marx, que atrae miles de turistas cada año. Como fan de los cementerios y turista londinense, no podía faltar esta visita en mi cosas de "To do".
Cómo llegar, horarios y precios.
Ciertamente y dependiendo de dónde viváis, hay varias formas de llegar. Si cogéis el metro, la parada más cercana es Archway (hay una parada de metro llamada Highgate pero está mucho más alejada). Desde Archway, son unos 15 o 20 minutos hasta el cementerio o los autobuses 210, 143 y 271 que paran en Waterloo Park, si os sentís en modo pereza.
El cementerio está divido en dos partes:
- West Highgate, que fue el primero que se construyó allá por 1839 y que tiene trazas de la época victoriana, y por tanto el más bonito, aunque sólo se pueda entrar con el tour, que dura unos 70 minutos y cuesta unas 12 libras. Este precio incluye también la visita a la parte este.
De lunes a viernes sólo hay un tour al día y es necesario reservar, pero en fines de semana hay tours cada media hora y no se puede reservar. Como otros museos de Londres, Highgate no abre hasta las 10am y a eso de las 5 ya están cerrando, así que mejor llegar temprano.
- East Highgate, donde se encuentra la tumba de Marx, es más pequeño y reciente y su entrada sólo cuesta unos 4 libras.
Cementerio Oeste
Nuestro tour comenzó a las 11 de la mañana con un guía inglés muy majo que forma parte de la Asociación de Amigos de Highgate, la sociedad que se encargó de restaurar el cementerio tras su caída en desuso.
Nuestra primera parada fue la plaza central a la entrada, una plaza enorme diseñada para alojar a los coches de caballos que tiraban de los ataúdes por aquel entonces así como de toda la procesión que los acompañaba. Era el lugar además donde permanecían las mujeres mientras se enterraba el ataúd, pues allá por 1800 no estaba permitido que las ladies cruzaran las escaleras al campo santo. Si por temor al desmallo o por alguna tonta ley en contra de los derechos a las mujeres, no lo sé.
Seguimos nuestro recorrido por el cementerio, con el guía contando historias de la época medieval y de las tumbas. Las tumbas victorianas aparentemente son mucho más elaboradas que las anteriores, y las familias tendían a gastar tanto como pudieran en su decoración.
Para ello utilizaban símbolos como las guirnaldas (que no tienen ni principio ni fin), obeliscos (símbolo egipcio de la vida eterna) o columnas rotas, representando la vida truncada.
Tumba de un conductor de coches de caballos, como indican las herraduras y las fustas. |
La urna es un símbolo romano de cremación, muy frecuentemente aparece con un chal u otra prenda como recuerdo del paso de esa persona por esta vida. |
Por fin llegamos a mi parte favorita, la Avenida Egipcia (Egyptian Avenue), construida tras la fascinación inglesa por el mundo egipcio. Unas impresionantes columnas egipcias nos llevan a la cámara oscura que guarda unas treinta criptas al más puro estilo Tutankamón. Debido a su número limitado, ya os podéis hacer una idea de lo caras que serían aquellas tumbas. Las familias solían poner el nombre y la dirección familiar para ser "el nova más".
Tras la avenida se encuentra el Círculo del Lébanon, también con tumbas egipcias pero dispuestas en forma circular, más abierta y no tan oscuro como el pasillo anterior, y con un impresionante cedro en el medio, que le da mucha más vida (irónicamente).
Las tumbas del exterior del círculo son más recientes y con forma gótica (porque si hay algo que les gustaba a la sociedad de por entonces era ir a la moda, y después de un tiempo el estilo egipcio ya no era tan cool).
Fijate si eran modernos que hasta permitieron que Radcliff Hall fuera enterrada junto a su amante lesbiana Veronica Mabel Batten... |
Cerca del Círculo del Lebanon se encuentra el Mauseleo de Julius Beer (que no sé si tiene que ver con el inventor de la cerveza o es sólo su apellido), al que no pudimos entrar porque estaba en reparación, pero ojeando por los ventanales pudimos ver la famosa lápida que muestra a su hija Ada siendo ascendida por un Ángel.
Otras tumbas en las que nos detuvimos fueron aquellas con curiosas anécdotas, como la del león Nero o la del boxeador Tom Sayers, casi considerado héroe nacional por su última lucha con el campeón americano de boxeo. Según el guía, cuando a cada boxeador le faltaban varios miembros del cuerpo (una oreja por aquí, un ojo por allá), la multitud se empezó a impacientar e invadió el ring, con lo que el combate se consideró empate.
Cementerio Este
Sin guía y sin anécodtas y nada más que con un mapa gratis que te entrega a la entrada, la verdad que la parte Este no me pareció ni mucho menos tan entretenida, pero aun así tiene partes muy bonitas, destacando la tumba en forma de piano de un tal Thornton.
Y por supuesto no podía faltar la de Karl Marx, cuyo enorme busto casi ocupa todo el cementerio (y no exagero, no me lo esperaba tan grande). A los comunistas seguidores de Marx les tiene que encantar tener que pagar para poder ver su tumba...
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