El caso es que desde sus primeras ventas en 1941, la popularidad de estos lacasitos de marca creció tanto como la barriga de Homer Simpson, debido a su publicidad en la reciente televisión. Tanto es así que los M&M formaron parte de las comidas de los astronautas...
Si suelto todo este rollo es porque quiero hablar de la super tienda M&M que hay en Londres, la única existente en todo el mundo que no se encuentra en EEUU. Así que te puede gustar o no toda la comercialización que se le ha dado a los muñequitos de colores, pero es un lugar de visita casi obligada aunque sea solo una vez y para hacerse fotos.
Sobre todo, es una buena opción para ir por la noche cuando está iluminado y por la hora ya todos los museos están cerrados.
Se encuentra en una de las esquinas de la mítica Leicester Square, muy cerca de la plaza de Piccadilly Circus y de Chinatown, así que no es dificil de ver (o de que te deslumbre con esos colores de neón)
Nada más entrar el también mítico autobús rojo te da la bienvenida, conducido por supuesto por uno de los muñequitos esos, que se encuentran por todas partes, tanto haciendo de los Beatles como de guardia de la Torre de Londres.
A lo largo de las cuatro plantas, nos encontramos con montón de merchandising como camisetas, cojines, toallas, cordones para los zapatos y hasta saltos de cama, pero lo mejor (y lo peor), son los tubos con millones de M&M de diferentes sabores para que tu mismo hagas tu propia mezcla. Y digo lo peor porque abres la puertecita queriendo dos o tres del sabor de cacahuete y menta y al final te caen en la bolsa como trescientos; y dices bueno por qué no, y añades y añades y luego vas a pagar y te ha costado más que el billete de avión.
Os dejo un vídeo que hice donde podéis ver mejor y en apenas 20 segundos sin que tenga yo que subir 500 fotos:
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