martes, 25 de febrero de 2014

Tour por Shoreditch: El otro lado de Londres

El domingo pasado, en vista de que nuestro plan de ir a jugar al poker en cualquiera de los parques de Londres se chafó puesto que el sol no estaba por la labor de mostrarse, me llevé a mi desprevenida amiga para un plan alternativo: mercadillos, galería de arte, comida india, y merienda en la cafetería de moda.

La mayor parte acabó siendo un tour por uno de los barrios menos conocidos de Londres: Shoreditch. ¿O puede que Spitafields? Las líneas entre uno y otro son difusas y el caso es que en mi mapa de Barrios de Londres aparece hasta como Clerkwell, aunque no sé por qué, mientras que el borough es Tower Hamlets.

Lo que si puedo afirmar es que el día fue raro, raro: desde mercadillos de negros hasta cementerios, pasando por un intento fallido de ver a algún famoso.









Mi día comenzó llegando tarde y perdiéndome por el camino. La estación donde había quedado con mi amiga era Aldgate, en la línea verde o amarilla. Ya se sabe que los fines de semana y especialmente los domingos, muchas líneas o estaciones de metro están cortadas por ingeniering Works, así que mi web del transport for London me hacía dar mil rodeos.

El caso es que me bajé en una parada anterior a la mía, y justamente fue Clapham que no tenía metro, ni por lo visto trenes en la próxima media hora en mi dirección. Conclusión, cogí un bus, que me llevó por los cerros de Úbeda...

Harta de tanto autobús, me bajé en London Bridge para coger metro hasta Monument y de ahí cambio hasta Aldgate; pero no sé como acabé en Bank y andando lo menos quince minutos hasta Aldgate con el GPS de mi móvil.

Eran las 12:30 y había quedado a las 12 con mi amiga, pero bueno, ya se sabe que los españoles siempre llegan tarde, y los ingleses también, que no soy la única que tiene problemas con el transporte. Voy a tener que comenzar a decir lo de "I´m running late 10 minutes..." cuando quieren decir que lo mismo llegan en una hora.


1. Petticoat Lane

La primera parada que hicimos fue en este famoso mercadillo de ropa del East End que tiene lugar todos los domingos en la Middlesex Street y alrededores.

 
En realidad no sé que me esperaba, visto que este mercado que aparece en las guías tiene una "atmósfera ruidosa y alegre, llena de vendedores Cockneys haciendo uso de su insolencia...". Personalmente, me parecieron otro baratillo más, un poco aburrido ya que no me hacía falta comprar nada...

Viendo que no tenía mucho interés, nos encaminamos al siguiente destino:



2. Whitechapel Art Gallery


Recomendada por las guias (lo reconozco, mi perdición) que la describen con una "excelente reputación internacional en obras de alta calidad", y el guía turístico de aquella vez que hice el Tour de Jack el Destripador, acabamos yendo a esta galería sin saber que lo que se esconde entre sus muros es Art Nouveau, lo que quiera que eso sea.

Un sitio donde el arte contemporáneo se mezcla con vídeos de gente ¿cocinando?, fotografías que muestran a sus autores en la propia taza de váter, con exhibiciones de la fauna silvestre del East End: nos encontramos una señora con sus buenos sesenta años toda de rosa fucsia con un gorro de pingüino, hablándole a un vídeo para más inri..

Salvo las exposiciones principales que cuestan unos 9,5 libras, el resto de la Galería es gratis. Eso sí, o mi amiga y yo nos fuimos sin descubrir salas, o es la galería más pequeña del mundo.





3. Brick Lane



Esta calle se caracteriza por la alta concentración de personas de origen indio y paquistaní: desde sus múltiples restaurantes de comida hindú (y los que no son restaurantes sino que venden, como Ambala) hasta los letreros escritos en el lenguaje bengalí.




Cada domingo, Brick Lane se llena de gente que acude por la atmósfera juvenil, por la comida diferente, por los vendedores de la calle, por los grafities en la pared o los puestos de ropa alternativa... No solo puedes encontrar el Up Market, con comida de diferentes países (aunque teniendo en cuenta que la española era super diferente a la española de verdad, hay que dudar de la veracidad del resto), hasta un pequeño escondrijo donde venden antigüedades.


 
 
El domingo pasado, en concreto, acabé con mi amiga en un restaurante donde el camarero a la puerta nos había ofrecido, además del menú por 6.95 libras, la bebida gratis. Así que nada, me gustó estar sentada correctamente y calentita, en lugar de acabar peleando por un bench o sentada en el suelo entre los servicios públicos y el cableado eléctrico, que es lo que pasa cuando te decides por la comida del Up Market algo más barata, pero sin sitio para comer.



4. Spitafields Market


Al cruzar Hanbury Street, la calle donde el Up Market hace esquina con Brick Lane, salimos a Commercial Street donde se encuentra el edificio del Spitafields Old Market, el mercado más antiguo de Londres.

Aunque ha tenido sus más y sus menos, desde 2005 resurgió para ofrecer al público hasta 110 puestos llenos de ropa fashion, joyería, accesorios vintage, etc, rodeado de cafeterías y restaurantes que te saldrán por un ojo de la cara.

Si tienes suerte y te regalan falafels gratis con salsa verde, mejor que mejor.




5. Ziferblat.


Desde Spitafields, enfilamos Commercial Street y luego Shoreditch High Street hasta llegar a Ziferblat, en el cruce con Old Street.  Ziferblat es el nombre de la cafetería de moda en Londres, donde lo que importa no es lo que consumes sino el tiempo que estés.

Concretamente, pagas 0,03libras el minuto; indicas en un papel la hora de tu llegada, coges uno de los grandes relojes antiguos de la estantería (que ni funcionan ni nada), y ya puedes disfrutar de todo lo que te apetezca (o lo que haya en la cocina). Eso sí, te lo preparas tú.

El telefonillo que veis es el que usan para abrir la puerta de abajo a la gente;
si es que la encuentran, porque el local está súper escondido...


Yo tenía la idea de que podría coger cualquier té y cualquier pastelito que hubiera, en plan buffet gratis; pero me desengañé pronto; por no haber, no había ni galletas. No sé si es que iban reponiendo o es que a las 3 de la tarde otros españoles ya habían arrasado con todo.

La cafetería es como estar en una casa antigua; de hecho, es una casa reamueblada como cafetería, con estanterías llenas de libros, floreros, su chimenea, y los sillones orejones. Muy confortable y hogareño; demasiado. El caso es que allí parecía que no hablaba ni dios y menos hacer ruido, así que mi amiga y yo nos pasamos la hora jugando al dominó...



6. Bunhill Fields.


Si lo de la cafetería del tiempo no era bastante raro, aquí viene lo siguiente: en vista de que otra amiga se iba a retrasar, decidimos (o propuse...) seguir con el tour, que en teoría iba a acabar en Ziferblat. ¿Adónde fuimos? Pues nada más y nada menos que a los Burial Greens de Bunhill Fields... un bonito cementerio donde se encuentran, entre otros, los restos del poeta William Blake y del escritor Daniel Defoe, el de Robinson Crusoe:


Vale, lo admito, tengo una fascinación increíble por los cementerios antiguos, y es que me recuerdan, más que a la muerte, a la historia, con sus personajes famosos, las lápidas con figuras, y su disposición como parque.

Nada que ver con los modernos donde los nichos me dan una grima...




7. Barbican Centre


De nuevo nos perdimos un poco para llegar a Barbican Centre (y mira que es grande). Este centro se dedica en su mayoría a las Artes Escénicas, y tienen eventos como teatro, conciertos de música clásica y contemporánea, exhibiciones de arte y proyecciones de cine. El patio interior es inmenso, con un mini canal conectado a varias fuentes circulares, y hasta una cascada al final.

Según Wikipedia, es uno de los más grandes de Europa y en él tiene su Sede la Orquesta Sinfónica de Londres; aunque yo, ese día, lo único que escuché fue la sinfonía de la cadena del servicio...




El recorrido por Spitafields terminó ahí; pero no nuestro día. Desde Barbican fuimos andando (o lo intentamos), hasta Leicester Square, donde nos encontramos, además de nuestra amiga, un montón de gente reunida a la salida del musical Book of Mormon, con paparachis y todo.

Y como donde va la gente, va Vicente, pues ahí nos quedamos nosotras en espera de que saliera algún famosillo, como por ejemplo Johnny Depp o Brad Pitt, aunque era mucho pedir.

Cuando empezó a salir gente, el caso es que esperábamos que alguien empezara a gritar: Rihanna! Rihanna!... pero ni el de al lado ni el de enfrente sabían ni porqué estaban ahí, así que nos fuimos a ahogar nuestra desilusión en MADD, un local donde, aparte de disfrutar de un smoothie o milshake, puedes jugar a juegos de mesa frikies, o videojuegos de Nintendo.

Acabamos jugando a un juego de cartas (que ya podían tener poker) llamado Monty Python Fluxx y los caballeros de la mesa cuadrada. O algo así.


Pues nada. Como digo mi amiga, un día bastante... interesante.

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